Como el ómnibus a Trinidad salía a las 12.35pm, volví a desayunar a
las 9am, una vez lleno subí a la habitación y guarde las cosas en la
mochila.
Estaba todo listo, pero me quede unos minutos
sentado en la cama en silencio y pensando, baje a Silvara que ya
empezaba a pesar algo mas y luego retorne por la pequeña vamos a llamar
Tania.
Norma estaba en el comedor, atravesé el pasillo, le
devolví la guía que me había prestado, las llaves y le entregue mi
libro, mientras leía la dedicatoria me latía el corazón como una
locomotora, no lo esperaba pero tendió los brazos y me abrazo.
Eso
hizo más difícil la partida pero tenía que hacerlo una familia nueva me
esperaba. El camino a la terminal lo hice escuchando la voz de Norma
diciéndome sobre mi buena y tranquila estadía.
Estando en
la terminal, un hombre que vendía el periódico, le dijo a una señora que
le compro “que tenga un buen fin de semana SALUD, AMOR Y DINERO pero
más dinero que amor, pero más salud que dinero”.
El camino entre estas ciudades fue algo maravilloso primero llanura
, luego a lo lejos las siluetas de montañas
,
hasta que dejaron de serlo porque nos fuimos acercando hasta tenerlas
frente a nuestros ojos, hasta que al doblar en una intersección se
cruzaron de lado y al poco tiempo apareció el mar
hasta la magia sucedió.
Mar de un lado, montaña del otro.
Al
bajar del ómnibus como me había dicho Norma, me estaban esperando
Hiraida y José Luis, al entrar a su casa no lo podía creer, me sentía en
la casa de Don Diego de la Vega que fantaseaba ser cuando era niño.
Ya habiendo conocido la casa, como forma de bienvenida José Luis me dio un vaso con jugo de piña y papaya
, mientras lo degustaba el preparaba los papeles.
Instalado en la habitación, Salí a caminar lo que primero que visite fue el museo de lucha contra bandidos
, de allí a la plaza mayor
,
entre a una galería de arte y como al salir el cielo amenazaba con
explotar, así que me refugie bajo un alero,
hasta que la copiosa lluvia
amaino, pero al poco tiempo volvió a llover y volví a mi lugar, en ese
momento el cielo me regalo una hermosa foto
, por las perfectas calles de
piedra corría el agua como un rio, al salir de mi refugio usando el
mismo sistema de siempre de dejarme perder por las calles observando y
retratando.
Hasta que en una ventana me encontré con un
hombre y su larga barba, como me quede un tiempo mirándolo, me pregunto
si buscaba algo en especial, frente a mi negativa, me invito a pasar.
Tan
solo al entrar mi oído capto la voz del poeta y música sabina y ahí me
quede como dos horas hablando con José y su esposa,
me conto sobre su
proyecto Abriendo la Calle
Luego como había bajado el sol y la cámara no tomaba bien las fotos, decidí ir a la casa y me puse a tejer.
La cena magistral, algo nuevo en mi dieta guayaba (fruta).
Ivan ( Abriendo Caminos)
Ivan: que buena experiencia, y que lindo recuerdo son las fotos. Felicitaciones que disfrutes.
ResponderEliminarmariarosa
Unas fotos geniales...se ve el cielo negro, pero además es una estampa estupenda.
ResponderEliminarMe gusta leerte..besos.
¡cuantas emociones nos transcribes en tus relatos!
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola, Ivan:
ResponderEliminarEstupendo lo que nos relatas, perfectamente entrelazas texto e imagen para llevarnos por un viaje maravilloso.
Un abrazo.
Gracias por llevarme a pasear.
ResponderEliminarUn abrazo
Son hermosas tus fotografías, me han gustado mucho, y el paseo, y el relato; gracias por compartir tus ojos y tus palabras.
ResponderEliminarUn placer, Ivan
Abrazos
Ío
Pinta muy bien ese proyecto.
ResponderEliminarUn saludo.
hermosa galería de fotos y sigo tus pasos
ResponderEliminarsaludos
Hola Iván, sigo tu recorrido, y pregunto, cómo anda el tejido?
ResponderEliminarAcá pronto empieza el frío, unas bufandas no vendrían mal. Un abrazo.
Ivan, tu viaje es soñado.
ResponderEliminarQue bien esos recibimientos hace mas entrañable el viaje.
Un abrazo.
recorrí toda cuba con vos, día por día.
ResponderEliminarme emocionó profundamente la habitación de aleida.
abrazos*